Ojalá (por Eduardo Galeano)
¿Obama probará, desde el gobierno, que sus amenazas guerreras contra Irán y Pakistán fueron no más que palabras, proclamadas para seducir oídos difíciles durante la campaña electoral?
Ojalá. Y ojalá no caiga ni por un momento en la tentación de repetir las hazañas de George W. Bush. Al fin y al cabo, Obama tuvo la dignidad de votar contra la guerra de Irak, mientras el Partido Demócrata y el Partido Republicano ovacionaban el anuncio de esa carnicería.
Durante su campaña, la palabra leadership fue la más repetida en los discursos de Obama. Durante su gobierno, ¿continuará creyendo que su país ha sido elegido para salvar el mundo, tóxica idea que comparte con casi todos sus colegas? ¿Seguirá insistiendo en el liderazgo mundial de los Estados Unidos y su mesiánica misión de mando?
Ojalá esta crisis actual, que está sacudiendo los cimientos imperiales, sirva al menos para dar un baño de realismo y de humildad a este gobierno que comienza.
¿Obama aceptará que el racismo sea normal cuando se ejerce contra
los países que su país invade? ¿No es racismo contar uno por uno los
muertos invasores en Irak y olímpicamente ignorar los muchísimos
muertos en la población invadida? ¿No es racista este mundo donde
hay ciudadanos de primera, segunda y tercera categoría, y muertos de
primera, segunda y tercera?
La victoria de Obama fue universalmente celebrada como una batalla
ganada contra el racismo. Ojalá él asuma, desde sus actos de
gobierno, esa hermosa responsabilidad.
¿El gobierno de Obama confirmará, una vez más, que el Partido
Demócrata y el Partido Republicano son dos nombres de un mismo
partido?
Ojalá la voluntad de cambio, que estas elecciones han consagrado,
sea más que una promesa y más que una esperanza. Ojalá el nuevo
gobierno tenga el coraje de romper con esa tradición del partido
único, disfrazado de dos que a la hora de la verdad hacen más o
menos lo mismo aunque simulen que se pelean.
¿Obama cumplirá su promesa de cerrar la siniestra cárcel de
Guantánamo?
Ojalá, y ojalá acabe con el siniestro bloqueo de Cuba.
¿Obama seguirá creyendo que está muy bien que un muro evite que los
mexicanos atraviesen la frontera, mientras el dinero pasa sin que
nadie le pida pasaporte?
Durante la campaña electoral, Obama nunca enfrentó con franqueza el
tema de la inmigración. Ojalá a partir de ahora, cuando ya no corre
el peligro de espantar votos, pueda y quiera acabar con ese muro,
mucho más largo y bochornoso que el Muro de Berlín, y con todos los
muros que violan el derecho a la libre circulación de las personas.
¿Obama, que con tanto entusiasmo apoyó el reciente regalito de
setecientos cincuenta mil millones de dólares a los banqueros,
gobernará, como es costumbre, para socializar las pérdidas y para
privatizar las ganancias?
Me temo que sí, pero ojalá que no.
¿Obama firmará y cumplirá el compromiso de Kyoto, o seguirá
otorgando el privilegio de la impunidad a la nación más envenenadora
del planeta? ¿Gobernará para los autos o para la gente? ¿Podrá
cambiar el rumbo asesino de un modo de vida de pocos que se rifan el
destino de todos?
Me temo que no, pero ojalá que sí.
¿Obama, primer presidente negro de la historia de los Estados
Unidos, llevará a la práctica el sueño de Martin Luther King o la
pesadilla de Condoleezza Rice?
Esta Casa Blanca, que ahora es su casa, fue construida por esclavos
negros. Ojalá no lo olvide, nunca.
Fuente: Página12
Jueves, 06 de Noviembre de 2008
Obama por Galeano
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